A través de la pintura y el tejido, la exposición propone un encuentro entre dos elementos tradicionalmente opuestos: el agua y el fuego. De este modo busca explorar las posibilidades de convivencia entre dos símbolos que en su aparente contradicción reflejan las tensiones y armonías que habitan tanto en la naturaleza como en el cuerpo humano.

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La propuesta parte de una observación íntima: en el interior del cuerpo, el calor y la humedad coexisten como fuerzas vitales. Desde esa mirada, las artistas trasladan la reflexión hacia un plano más amplio, invitándonos a cuestionar las categorías con las que solemos definir la naturaleza, las especies y la propia identidad humana. En ese proceso, el proyecto abre preguntas sobre los afectos, la empatía y las formas de relación que emergen en la actualidad.

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“Deseos de fuego y agua” se materializa como una escenografía inmersiva, compuesta por acuarela y tejido en fieltro (felting) y mucho color. Esta combinación de técnicas busca generar una experiencia sensorial en la que el público no solo contemple, sino que se integre al espacio. Al recorrer la instalación —e incluso al fotografiarse en ella— los visitantes se ven invitados a reflexionar sobre los modos en que nos relacionamos, nos desconectamos y podemos volver a vincularnos.