El Museo Histórico Nacional alberga “La fundación de Santiago” (1888) una pintura de Pedro Lira que, a pesar de ser una ficción, se ha transformado en el registro de un acontecimiento. Esta imagen circuló masivamente hasta finales de los 2000 en el billete de $500 pesos y esa masividad la terminó de incorporar al imaginario nacional. La escultura ecuestre tiene su propio devenir histórico, no obstante, en el último tiempo ha cobrado una relevancia especial debido al debate generado por el retiro del Monumento al General Baquedano instalado en la Plaza Italia o Plaza Dignidad, como fue rebautizada en el contexto del estallido. La Plaza de Armas tiene su propia escultura, la que homenajea a Pedro de Valdivia –mismo protagonista de la obra de Lira– y que también es un lugar constante de protesta, así se ha reapropiado por distintos grupos sociales. 

 

Martín Nitram se apodera de estos símbolos para desarticularlos mediante una propuesta estética. Desarmar para volver a armar, esta vez empujándonos a ver de otro modo, a preguntarnos de dónde viene aquello que vemos, los relatos heroicos que constituyen la idea de nación, país, Chile. La escultura ecuestre está dispuesta para ser observada mediante un dispositivo óptico análogo conocido como cámara oscura, nueve de ellas fragmentan la imagen y la invierten produciendo una imagen fantasmática. La pintura de Lira se encuentra vaciada de personas y se vuelve un telón de fondo, un lugar donde transcurriría un acontecimiento de haber quienes lo realicen, es el registro de un paisaje previo a la invasión y las fundaciones de ciudades o países. Detalles de esta pintura se ven en un conjunto de televisores a través de un circuito cerrado de cámaras. A todo lo anterior se suman espejos y reflejos cuyos efectos solo encontraremos al estar en la sala y transitar por las instalaciones. 

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